María, aceptó el testamento de amor de su Hijo al pie de la cruz, y acogió así a todos los hombres personificados en el discípulo amado, convirtiéndose así en Madre de la Iglesia que Cristo engendra en la Cruz. A su vez, en el discípulo amado, Cristo elige a todos los discípulos herederos de su amor hacia la Madre, confiándosela para que la recibieran con afecto filial.
Que la oración y la meditación sobre la figura de la Santísima Virgen nos ayude a asumir el papel del discípulo amado, y acojamos a María en nuestros hogares y en nuestros corazones.
«María es la madre que con paciencia y ternura nos lleva a Dios, para que desate los nudos de nuestra alma». Francisco
María Stma. en la Amargura (Hermandad de Jesús Nazareno y Stmo. Cristo en la Agonía) Fotografía: Antonio Illescas |
María Stma. de los Dolores (Real, Servita y Franciscana Hermandad de la Soledad, la Vera Cruz y San Cristóbal) Fotografía: Antonio Illescas |
María Stma. de la Esperanza (Hermandad de Jesús en el Descendimiento y María Stma. de la Esperanza) Fotografía: Antonio Illescas |
Ntra. Sra. de la Soledad (Real, Servita y Franciscana Hermandad de la Soledad, de la Vera Cruz y de San Cristóbal) Fotografía: Alberto Beamud |
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